DISCÍPULA DE MARÍA MONTESSORI Y PIONERA DE LA EDUCACIÓN PREESCOLAR DEL ESTADO DE MÉXICO.
Silvina Beatriz Sabina Jardón Tuñón orgullosamente originaria de Calimaya, se encargó, con sus conocimientos y habilidad, de organizar y dar forma al sistema de educación preescolar en el Estado de México, de promover la educación normal desde el punto de vista científico, y de impulsar el sistema del pedagogo alemán Friedrich Froebel, quien determinó que los primeros tres años de vida de los menores deberían estar bajo el cuidado de sus madres, mientras que los tres anteriores al ingreso formal a la educación primaria deberían pasarlos en un kindergarten (o Jardín de infancia, en español). Igualmente, la profesora Jardón aplicó los métodos de Enrique Pestalozzi (quien afirmaba que la educación integral de los niños se puede propiciar de una mejor manera a través del juego con el que un niño, por medio de la exploración y observación, con las que aprende significativamente) y de la Maestra María Montessori, de quien fue su condiscípula en Italia.
Silvina Beatriz Sabina Jardón Tuñón fue una de los catorce hijos que nacerían del matrimonio entre Cayetano Jardón e Ignacia Tuñón. Su padre fue un nativo de Tenancingo que llegó a radicar al poblado de Calimaya, mientras que su madre fue la hija de unos inmigrantes españoles de origen asturiano que llegaron a Calimaya para poder hacer negocios en toda la zona aledaña a la Ciudad de Toluca. Doña Ignacia, su madre, fue la única que se quedó en el pueblo Calimayense para formar una familia que sería numerosa, al tiempo que el resto de los Tuñón regresaría a Asturias al fracasar en su intento por tener éxito en los negocios.
El matrimonio de sus padres se dio cuando él tenía la edad de 29 años y ella quince años ocho meses, siendo apadrinados por el ilustre abogado Calimayense Prisciliano María de Díaz González. Don Cayetano, sin embargo, a diferencia de la familia de su esposa, tendría éxito sembrando las tierras de labor y sería uno de los hombres más acaudalados de Calimaya, teniendo una gran cantidad de trabajadores y sirvientas a su servicio; además, al pertenecer a la Sociedad de Calimayenses, que fue un grupo de connotados vecinos que se reunían para realizar mejoras a la localidad en muy diversos aspectos, le permitió contactarse con la élite política y económica del Estado de México y gestionar, en conjunto con los otros integrantes de la Sociedad, que a Calimaya se le otorgara la categoría de Villa el 28 de septiembre de 1894 y que para 1899 los señores Henkel prolongaran el ferrocarril para que pasara por este lugar, lo que significó para Calimaya ser uno de los primeros municipios del Estado en tener electricidad, teléfono y telégrafo y lo que sirvió políticamente para apuntalar a Cayetano Jardón entre la población, quien gracias a ello llego a ser presidente municipal de Calimaya. Por otra parte, su madre fue la impulsora de Silvina, ya que sus tradiciones liberales españolas, que no comulgaban del todo con la ideología machista de aquella época, sirvieron para que fuera instruida en la Escuela de Niñas y concluyera ahí su educación elemental.
Aun con ello, el ímpetu de Silvina por aprender no se sació con lo que ahí pudo aprender y tuvo que esperar hasta que llegó una oportunidad como ninguna otra se había dado en aquella época para las mujeres, pues gracias al compromiso del gobernador Gral. José Vicente Villada se unieron el “Asilo para Niñas” y la “Secundaria para Señoritas” para conformar la “Escuela Normal para Profesoras y de Artes y Oficios”. Ante la existencia de esta institución educativa, Silvina cursó su enseñanza secundaria (o primaria superior) y continuó su formación para convertirse en profesora, con una estancia como interna del colegio, y fue ahí que destacó con las mejores calificaciones en dibujo, geografía de México, matemáticas, español y raíces griegas, historia de México, dibujo, caligrafía, psicología y moral, teneduría de libros, música, flores, francés, bordados, telegrafía y fisiología, y solamente un segundo lugar en costura blanca, así como la mejor conducta de su generación. Esto, desde luego, debió llamar la atención de sus profesoras y de las autoridades educativas y gubernamentales estatales, a tal grado que cuando egresó fue nombrada por el gobernador Villada directora de la recién creada Escuela para Párvulos (niños entre 3 y 8 años de edad) de Texcoco a la edad de 24 años en 1898 y, un año más tarde, fue trasladada a la Ciudad de Toluca donde también fue directora de la Escuela de Párvulos anexa a la Normal de Profesoras y de Artes y Oficios y, simultáneamente, profesora frente a grupo del último curso de párvulos de 1899 a 1915, con una pequeña interrupción en 1903 donde fue reasignada ese año a la Escuela Normal para Profesores anexa al Instituto Científico y Literario (antecedente directo de la Universidad Autónoma del Estado de México). En ambas instituciones fue admirada por su trato humano, su ejemplo irreprochable y por su liderazgo, hasta constituirse en una, si no es que la más prominente de las figuras magisteriales de su época, siendo profundamente valorada su presencia en cualquier evento público por considerársele “la profesora modelo” de la época porfiriana. Con posterioridad fue nombrada inspectora de las 4 escuelas de párvulos existentes y, con este cargo de la más alta jerarquía magisterial, pudo capacitar a las profesoras con poca especialización y verificar las condiciones higiénicas de los planteles, así como el avance académico de los alumnos que a ellos atendían.
Los cargos que había ocupado los volvió a desempeñar en ocasiones posteriores, y destacó de manera muy especial como profesora de las jardineras o educadoras de párvulos, a las que impartió las cátedras de economía, medicina doméstica, floricultura, dibujo lineal, cartografía, literatura, así como metodología práctica en la que transmitía el método Froebel que difundió a lo largo del Estado de México, y fue nombrada integrante del Consejo General de Educación del Estado de México. Igualmente, gracias a su capacidad la profesora Jardón realizó diversas estancias en Boston, Washington y Nueva York, así como en la Universidad de Columbia entre 1911 y 1916, y, estudió en Italia con la profesora María Montessori con el apoyo del Gobierno del Estado de México. A su regreso en 1917, gracias a las experiencias que pudo adquirir, escribió su obra “Bases, Programa General y Programas Detallados para los kindergartens del Estado de México”, en el cual describe la metodología forebeliana para su aplicación en el Estado de México, lo que sirvió de guía y base para mejorar sustancialmente los jardines de niños de nuestra entidad.
Adaptación de biográfica basada en los libros: “Campos, Elida (2016) Las maestras de México: Educadoras y maestras. Colección “Las maestras de México”. Ciudad de México: Secretaría de Cultura/ Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México”. p.p. 103-138; y «Loera, Margarita (1999). Calimaya: monografía municipal. Primera edición. Toluca, Estado de México: Instituto Mexiquense de Cultura. p.p 50,51 y en el Articulo de; José Alejandro Águila Carmona.
Libro completo en PDF:
Educadoras y Maestras. Carmen Ramos. Silvina Jardón. Estefanía Castañeda.
Colección «Las maestras de México».
Secretaría de Cultura, 2016.